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Santa Oliva es un municipio ubicado en la provincia de Tarragona. Rodeado por un hermoso paisaje natural, se encuentra en una zona de transición entre las montañas y la costa mediterránea, lo que le da una combinación única de características tanto terrestres como marinas.
Santa Oliva, impregnada de una intensa atmósfera medieval, nos sumerge en su esencia histórica con dos emblemáticos edificios que han dejado una profunda huella en la localidad. El castillo, imponente con sus almenas y torres, y el monasterio de Santa Maria, testigo del legado románico y vestigios de época romana, se erigen como los principales símbolos de esta encantadora población.
Pero la riqueza de Santa Oliva no se limita solo a su patrimonio histórico, sino que también ofrece atractivas opciones para los amantes del enoturismo y las rutas de ecoturismo. Mientras paseamos por sus calles, podemos descubrir la esencia medieval de la población al visitar el monasterio de Santa Maria y el conjunto arquitectónico del castillo de Santa Oliva, así como la iglesia de la Mare de Déu del Remei.
Santa Oliva se encuentra ubicada junto a los últimos edificios del norte de El Vendrell, en el extremo del valle del Penedès, en su camino hacia el Mediterráneo. Su topografía es mayormente llana, con suaves colinas y ligeras elevaciones creadas por los arroyos que atraviesan su territorio. El clima se caracteriza por ser típicamente mediterráneo, con temperaturas suaves gracias a su cercanía al mar y la protección brindada por las sierras prelitorales, como la del Montmell.
Dos importantes edificios medievales captan la atención en Santa Oliva. El imponente castillo se alza en la parte más elevada del pueblo, ofreciendo una imagen fabulosa con sus murallas almenadas, una torre cuadrada de diecinueve metros con almenas y troneras, y una torre redonda que sostiene el campanario de la iglesia de la Mare de Déu del Remei, integrada en este conjunto arquitectónico.
En las afueras de la población se erige el antiguo monasterio de Santa Maria, fundado como priorato en el siglo XII y que conserva su fachada románica. Recientes obras de restauración han revelado vestigios romanos en el subsuelo, los cuales ahora pueden ser apreciados a través de suelos de cristal, proporcionando una fascinante ventana al pasado.
Santa Oliva nos transporta en el tiempo, envolviéndonos en su atmósfera medieval y permitiéndonos apreciar su valioso patrimonio histórico. Sus majestuosos edificios, su entorno natural y su conexión con la cultura del vino nos invitan a explorar y sumergirnos en la riqueza de esta encantadora población.
La naturaleza que rodea Santa Oliva es una de las principales atracciones del lugar. En sus alrededores, se pueden encontrar bosques de pinos y encinas, así como también campos de cultivo y olivares que se extienden hasta donde alcanza la vista. Además, cuenta con una variada fauna que incluye especies como jabalíes, conejos, liebres y aves como la rapaz nocturna, la lechuza o el búho.
La proximidad a la costa hace que el clima sea muy agradable, con temperaturas suaves durante todo el año. Además, la cercanía al mar permite disfrutar de hermosas playas, algunas de ellas de gran belleza natural, con aguas cristalinas y arenas doradas.
El municipio es ideal para practicar actividades al aire libre como senderismo, ciclismo, equitación o simplemente dar un paseo por la naturaleza y disfrutar del paisaje.
